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Sánchez no se fía: Montero llama a los barones para evitar votos en contra de la malversación

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez
Joan Guirado

Hay miedo en Moncloa de cara a la votación de la reforma del Código Penal este jueves en el Congreso para modificar a la carta de los golpistas el delito de malversación. En el equipo de Pedro Sánchez temen que alguno de los 120 diputados socialistas, muchos de ellos críticos con la medida que el presidente ha pactado con ERC, pueda romper la disciplina de voto y dejar en evidencia la estrategia monclovita. La número dos del PSOE, María Jesús Montero, ha telefoneado ya a algunos barones para que controlen a sus huestes. Se trata de frenar a toda costa a cualquier díscolo.

Por eso, el PSOE ha activado ya la máquina del miedo, con el fin de advertir a sus parlamentarios de las consecuencias de no votar a favor de la reforma del delito de malversación: «Hay mecanismos internos para castigar a quien incumpla las directrices». «No puede faltar nadie en el pleno», le han trasladado desde la dirección del grupo a un diputado este lunes. A esos avisos del equipo de Patxi López se le unen las llamadas que Montero está realizando a los barones para que «hagan su trabajo» con sus propios diputados nacionales en cada autonomía. Que nadie pueda decir que no estaba avisado.

Las directrices son claras: votar a favor de la reforma de la malversación, se esté de acuerdo o no. Las marca Moncloa por expreso deseo de Sánchez. «Es una decisión y un compromiso personal del presidente», recuerdan en su equipo, para «recuperar Cataluña». Y avisan de que «es el secretario general el que marca la estrategia política». Las funciones de los representantes en el parlamento no es otra, según estas fuentes, que «obedecer y seguir las directrices de forma obligatoria». De no hacerlo, advierten, «hay un reglamento interno que regula el funcionamiento del grupo con multas aplicables en estos casos». Ya se han dado situaciones similares anteriormente.

En el PSOE la mayoría está en contra de reformar el delito de malversación. Incluso los barones más cercanos a Pedro Sánchez, como el asturiano Adrián Barbón o el madrileño Juan Lobato, han expresado ya su rechazo a la decisión del presidente, lo que evidencia su soledad ante una de las mayores concesiones al separatismo que ya se ha hecho propia. Más que nada por el retroceso en materia de lucha contra la corrupción. Algo que según la portavoz del partido, Pilar Alegría, «está garantizado» que no ocurrirá. De hecho, la ministra de Educación y Formación Profesional negó incluso, este lunes, que se fuera a producir una reforma del delito.

Los cambios introducidos este lunes, mediante una enmienda transaccional pactada con ERC y que finalmente sólo tendrá el sello del PSOE -ya que Podemos se ha borrado-, no han acabado de convencer a los socialistas críticos con esta modificación. Los que la rechazan siguen exponiendo los mismos motivos: «No hay garantías que no pueda beneficiar a los corruptos y deja sin castigo lo que vimos en Cataluña en 2017». También hay muchas reticencias a cómo se ha hecho todo, «de forma exprés». «Toda prisa es poca cuando estamos hablando de seguir luchando por la transparencia, por la higiene democrática y contra la corrupción», defendía ayer Alegría desde Ferraz por el calendario.

Diputados socialistas defienden que «no se pueden hacer cambios legales tan relevantes que afecten a la arquitectura democrática» aunque «sea para desactivar penalmente el procés», «resolviéndose parlamentariamente en menos de una semana». Estos socialistas críticos con la reforma del delito de malversación afean a Sánchez que haya tomado la decisión y la ejecute «sin informe de órganos consultivos y sin escuchar a los expertos».

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